El triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador y su partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se debió en buena medida al hartazgo que millones de mexicanos tenían hacia las organizaciones de la partidocracia tradicional y sus conductas más reprobables como la corrupción, la incongruencia y el incumplimiento de promesas.
La derrota de los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) le dieron un bono de credibilidad y legitimidad a Morena, pero este bono va a expirar próximamente si sus dirigentes se empeñan en imponer las viejas prácticas de la partidocracia tradicional, tal como está ocurriendo ahora en las riñas preelectorales y en las disputas por las candidaturas de cara a las elecciones intermedias federales y por las gubernaturas y alcaldías en varios estados de la república de junio de este año.
Hay mucho casos en juego, pero presento dos que me parecen destacados de la repetición de prácticas que llevarán a Morena a la desaprobación y eventualmente al repudio de militantes y simpatizantes que confían en este partido como una opción distinta a los anteriores.
Uno es del senador y aspirante a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, con un polémico historial en su carrera política pero que ahora justo en medio de su nominación pesan sobre él al menos tres denuncias de presuntas violaciones y agresiones sexuales.
Una corresponde a una menor de edad (17 años) quien presuntamente habría sido violada por el político guerrerense, hoy candidato a gobernador de Morena, en 1997. La mujer violada hace 24 años ha repetido su testimonio en varios medios mexicanos e internacionales con toda puntualidad. Una segunda denuncia contra Salgado Macedonio corresponde a la de una mujer que acusa al político de violación en mayo de 2016, reportada a la fiscalía de Guerrero en 2017. La tercera denuncia fue presentada ante Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena y refiere el abuso sexual y abuso de autoridad cometido por Salgado Macedonio en 2007, cuando era alcalde Acapulco, Guerrero.
ADEMÁS DE LAS DENUNCIAS, MILITANTES DE MORENA HAN RECABADO MÁS DE CINCO MIL FIRMAS PARA EXIGIR QUE NO SEA NOMINADA CANDIDATO.
Y otras organizaciones exigen que ningún político sobre quienes pesen denuncias de abuso o violación sexual, pueda ser candidato.
A pesar de ello, Salgado Macedonio fue ratificado candidato de Morena al gobierno de Guerrero el 2 de febrero. Los dirigentes, incluido el presidente Andrés Manuel López Obrador, han salido al paso de las denuncias alegando “golpeteo político” sin esperar una investigación detallada que confirme o descarte las denuncias. Todo indica que el cuestionado político se mantendrá como candidato a gobernador (con amplias posibilidades de triunfo). Si esto se confirma, una vez más Morena se habrá enajenado la simpatía del movimiento feminista del país. La ratificación de Salgado Macedonio como candidato es un pésimo mensaje para millones de mujeres que exigen poner fin a la violencia machista que ha imperado en el país.
Algo semejante podría ocurrir en el caso del médico y empresario farmacéutico Carlos Lomelí Bolaños, quien se registró como precandidato a la presidencia municipal de Guadalajara. Como bien se recuerda, uno de las promesas centrales de López Obrador como candidato y de Morena como partido es combatir la impunidad y la corrupción en México. Esta promesa puede cuestionarse si se postula a Carlos Lomelí a la alcaldía de la capital del estado tomando en cuenta que fue destituido de su cargo como delegado federal en Jalisco, tras la publicación del reportaje “El emporio farmacéutico a la sombra del Súper Delegado Lomelí” de las periodistas Valeria Durán y Laura Sánchez Ley el 20 mayo de 2019.
Dos días después la secretaria de la Función Pública dijo que se había abierto una investigación que “Ya arroja indicios y datos de posibles conductas irregulares”. Cuatro de las siete investigaciones de la Función Pública son sobre las empresas vinculadas a Carlos Lomelí y tres más sobre conductas contrarias a la legalidad en que incurrió el ex funcionario.
La congruencia de Morena se pone a prueba con prácticas y conductas como esta y se encamina a perder la credibilidad de quienes de buena fe confiaron en este proyecto para cambiar México. La incongruencia de Morena no sólo lo convertiría en un partido igual al de la partidocracia, sino que confirmaría que no hay cambio ni transformación posible dentro del sistema político.