De todos los partidos políticos en Jalisco el PAN fue el que más perdió durante 2015. Y no es que le quedara mucho tras la estrepitosa derrota de 2012 en que le ganaron la gubernatura y la zona metropolitana, sino que otra caída igual de espectacular terminó por hundirlos ahora hasta el tercer lugar en una entidad que gobernaron por casi veinte años.
Las guerras intestinas entre grupos que se aglutinan conforme a la ocasión electoral siguiente,provocaron que el PAN, de nuevo, llegara desunido y sin propuestas que convencieran al electorado, harto de tantos años de sus malos gobiernos que dejaron ahogar la ciudad en su excrecencia.
Los grupos reconocibles son los que dominaban la dirigencia desde varios años atrás o bien los que buscaban una renovación completa, criticando las afiliaciones masivas de que se habían valido los otrora neopanistas para desplazar a la vieja guardia supuestamente más cercana a los valores originales del código blanquiazul.
Como pocas veces ocurrió en los años recientes, el proceso interno de renovación del comité estatal que se desarrolló durante noviembre pasado, levantó escaso interés en la opinión pública en general aunque dentro del partido hubo buena participación.
Pese a un par de debates y tres candidatos, el escaso interés fue notorio fuera del PAN, donde la novedad para los militantes con derecho a voto fue que pudieron presenciar vía internet o por la televisión abierta de la Universidad de Guadalajara cómo Miguel Ángel Martínez Espinosa, Faviola Martínez Martínez y César Madrigal Díaz prometían hacer resurgir al ave fénix de las cenizas del fuego que ellos mismos propiciaron.
Llegó el 29 de noviembre y con ello las votaciones para elegir al nuevo presidente del PAN Jalisco. Miguel Ángel Martínez Espinosa ganó con el 51.29 por ciento de los poco más de 16 mil votos emitidos y válidos, seguido de Faviola Martínez con el 36.09 y abajo, muy lejos, Madrigal con el 12.6 por ciento.
Martínez Espinosa llegó con el respaldo de los grupos en torno al comité estatal, pero también con el del ex gobernador Francisco Ramírez Acuña y los hermanos Isaías y Hernán Cortés Berumen, representando una supuesta renovación que, sin embargo, tiene poco fundamento.
Faviola Martínez llegó con el evidente respaldo del senador panista José María Martínez, su hermano, que había logrado mantener el control del partido con alianzas ya fenecidas con el comité estatal.
En tanto, César Madrigal mostró que si no se tienen amarres en el PAN es muy difícil triunfar.
Martínez Espinosa fue atacado durante la campaña por su insistencia en representar la moral y ética panista, cuando todos en el partido recuerdan que cuando fue regidor en Guadalajara en la época de Fernando Garza Martínez como alcalde, el hoy titular del PAN estatal recibió bonos de compensación secretos, los cuales regresó una vez que se hicieron públicos.
LA IZQUIERDA PADILLISTA
Aunque fue designado por el Primer Pleno Ordinario del VIII Consejo Consultivo Estatal como nuevo presidente del PRD Jalisco en noviembre del año pasado, la actuación de Raúl Vargas López como dirigente estatal del sol azteca tuvo su punto culminante y objetivo central en que encabezara las campañas que tendría su partido durante 2015.
Vargas López, tal vez uno de los más emancipados perredistas respecto a la tutela de Raúl Padilla López, sustituyó a la oleada juvenil que el factótum del PRD había decidido inyectar al partido con la presencia de Juan Carlos Guerrero Fausto.
Como fue evidente, Vargas se dedicó a armar, sobre todo, una plataforma para atacar a los candidatos de Movimiento Ciudadano, en especial a Enrique Alfaro Ramírez, lo que también, evidentemente, rindió pocos resultados.
Por si fuera poco, desde su llegada el médico pediatra aceptó que se buscaría llegar a una alianza con el PAN, en lo que fue calificado como un gesto desesperado tomado desde la dirigencia nacional para unir las pocas fuerzas de ambos partidos y lograr el mayor número posible de escaños, lo cual no sucedió.
Hoy Vargas administra un partido al que por todos los medios trata de sacar de un pantano mediante el impulso de iniciativas vinculadas al discurso de las izquierdas, promoviendo foros y debates. Pero cada vez es más notorio que los esfuerzos de poco valdrán con la consolidación de otros partidos, en especial su repudiado MC, que acaparan el deseo de cambio basado en principios liberales.
EL PRI FRAGMENTADO
Si algo caracteriza al PRI es su unidad, pero este principio básico en que el partido tricolor ha basado su fuerza durante décadas fue pasado por alto en la pasada elección en la cual el gran elector interno, el gobernador Aristóteles Sandoval, mostró que las imposiciones son imposibles de sobrellevar a estas alturas de la política incluso en el PRI.
Aristóteles eligió a sus amigos para ir por las alcaldías más importantes del estado, en especial en Guadalajara y en Zapopan, municipios ambos donde fueron avasallados por mucho por la decisión popular de echar al PRI y el resto por la huelga de brazos caídos que hizo la militancia que se sintió marginada de las campañas y de los eventuales espacios de gobierno a que se aspiraba llegar.
La máquina que operó las campañas fue en buena medida dirigida por el papá del gobernador, Leonel Sandoval, quien también al final fue relegado, sobre todo en Guadalajara donde el candidato Ricardo Villanueva prefirió usar recursos a raudales para contratar ejércitos de jóvenes en ostentosas y chocantes campañas y recibir el apoyo de la FEU, desdeñando los cuadros priistas.
Pese a los pésimos resultados electorales y la pérdida de los 25 municipios más importantes del estado tras la oleada naranja de MC, en julio pasado Hugo Contreras Zepeda fue ratificado como presidente del PRI estatal.
Tan mal anda el partido después de la elección que el mismo Contreras, claramente identificado con el sector más tradicional del PRI, fue en octubre designado también el coordinador de la bancada de diputados locales de su partido.
No se ve por donde el PRI pueda regresar a los primeros planos electorales en el corto plazo, ante la ausencia de figuras prominentes para las siguientes candidaturas y la secuela de una elección en la que rápidamente perdieron lo que tantos años les costó recuperar.
Muy al estilo del PRI cuando Contreras fue designado para repetir como presidente estatal del partido, el ex delegado del CEN enviado para atestiguar la reelección, Fernando Moreno Peña, dijo que Contreras se quedaría en el cargo salvo que decidiera “irse al Congreso como diputado electo plurinominal”.
Contreras no sólo se fue como diputado, sino que continúa a cargo del PRI, rompiendo el compromiso anterior.
MOVIMIENTO CIUDADANO, SIN PRECEDENTES
En MC el liderazgo absoluto de Enrique Alfaro Ramírez en Jalisco les dio un triunfo tan contundente que ellos mismos reconocieron nunca esperaron fuera de ese tamaño.
Alfaro, que ha demostrado saber manejarse con la conveniencia necesaria con otros partidos y el gobierno estatal una vez ganada la elección y tomado protesta como alcalde, continúa como factótum de MC, con un círculo cercano tan cerrado en torno a sí como lo tienen los partidos de mayor historial.
Así logró imponer a Hugo Luna, quien estuvo a cargo de la dirigencia estatal durante el proceso electoral y luego, tras el triunfo, fue convocado por Alfaro para que se hiciera cargo de la jefatura de gabinete en el gobierno municipal de Guadalajara.
En octubre pasado, tras la renuncia de Luna, al cargo llegó de manera interina Guillermo Medrano, quien se desempeñaba como secretario de actas y acuerdos en MC, todo bajo el consentimiento necesario del líder moral emecista.
Sin duda, MC es el partido que hasta el momento tiene mejores perspectivas electorales para 2018, la siguiente escala en su proyecto que busca llevar a Enrique Alfaro al gobierno estatal, aunque mucho tiempo y eventos habrán de pasar antes