Mil millones de pesos. Se imagina para qué alcanzaría ese dinero. Para el común de los mexicanos es incluso difícil imaginar esa cantidad. Solo como un referente, alcanzaría para pagar el salario mínimo de un año de 23 mil 730 trabajadores.
¿A qué viene esta referencia? Este fin de semana la Auditoría Superior de la Federación liberó el informe de la revisión que hizo a la cuenta pública de 2019, en la que hay señalamientos por más de 445 millones de pesos de irregularidades en la construcción de la Línea 3 de Tren Ligero. El monto más alto que ha habido en señalamientos desde que comenzó a revisarse el gasto en esta obra.
Esa cantidad representa más de 70 por ciento de las observaciones que se habían hecho en los cinco años anteriores. De 2014 a 2018, la auditoría señaló anomalías por 621.8 millones de pesos.
De esta forma, durante los seis años que duró la obra las inconsistencias superan los mil 67 millones de pesos. Hablamos de obras que se realizaron y no estaban en los contratos, sobreprecios, errores cometidos por las empresas cuya corrección se pagó con recursos públicos, subcontrataciones irregulares y un largo etcétera.
Los nuevos gobiernos estatal y federal recibieron la Línea 3 ya con todos los problemas que acarreaba. Una obra contaminada desde el comienzo, por la decisión del ex presidente Enrique Peña Nieto de contratar a empresas de sus amigos. Esta decisión llevó a que la duración de la construcción fuera del doble del plazo previsto y que el costo también se duplicara.
El problema es que a pesar de lo escandaloso de los señalamientos, las nuevas autoridades no han mostrado ni la más pequeña inquietud por revisar qué sucedió con esta obra. Hasta ahora, la única referencia ha sido del gobernador Enrique Alfaro, de dejar en manos de las autoridades “competentes” el tema, invitando a los jaliscienses a disfrutar el tren y olvidarse del pasado. Como si mil millones de pesos, más lo que no se ha revisado, fuera un asunto para dar vuelta a la página.