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2022-01-20
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Declive del alfarismo

ALFARO TRATARÁ DE ACHACAR SU DECLIVE POLÍTICO A SUS ADVERSARIOS Y A LA PRENSA MALINTENSIONADA...

La suerte política del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez sigue a la baja. Además de la conjunción de varios conflictos políticos que mantiene abiertos el gobernante jalisciense, dos encuestas de opinión revelan este declive en el que se encuentra el alfarismo, es decir, el grupo político predominante en el estado en los años recientes.

Por un lado, la encuesta mensual de Consulta Mitofsky sobre aprobación de gobernadores de todo el país, ubica a Enrique Alfaro en el lugar número 26 con aprobación de 44.3 por ciento en diciembre de 2021, cuando un mes antes tenía 46.3 por ciento que le daba el lugar número 23 entre los mandatarios estatales de todo el país. Estas cifras son contundentes: Alfaro está lejos de ser el gobernador más popular o más reconocido como para liderar la oposición nacional al gobierno de la Cuarta Transformación, como pretendió en algún momento.

La segunda encuesta, de Mural, sobre aprobación de gobernantes e identificación de aspirantes a la gubernatura de Jalisco en la contienda de 2024, revela fuertes fisuras en el alfarismo. En esta encuesta (publicada el lunes 17 de enero) aparece en primer lugar el presidente de Guadalajara, Pablo Lemus Navarro, con una aprobación de 76 por ciento en su municipio, en segundo lugar el presidente Andrés Manuel López Obrador con 67 por ciento y en tercer lugar el gobernador Enrique Alfaro con 59 por ciento de aprobación. Los analistas políticos aduladores de Alfaro dicen que estos números no son malos. Pero en mi opinión, son pésimos. Veamos.

A pesar de que Movimiento Ciudadano (MC) se impuso con cierta holgura al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en los comicios de 2021, en este momento el presidente López Obrador aventaja con 8 puntos de aprobación al gobernador Alfaro. El dato indica una caída sustancial de la popularidad de quien encabeza el alfarismo.

Pero lo peor es que Pablo Lemus supere 17 puntos porcentuales la aprobación de Alfaro. Aunque técnicamente Lemus y Alfaro pertenecen hasta ahora al mismo proyecto político, es decir la candidatura del alcalde de Guadalajara a la gubernatura del estado bajo las siglas de MC y con el respaldo del alfarismo, la cuota superior de aprobación que tiene Lemus indica que ya cuenta con un capital político propio, con independencia del alfarismo. Los altos niveles de aprobación que tiene el alcalde de Guadalajara, como lo muestra la encuesta de Mural, indican que ningún otro político de MC podría hacerle competencia en la candidatura por la gubernatura de Jalisco, a menos que cometa un error estúpido o ocurra una desgracia mayúscula.

Lemus se convirtió en figura política gracias al alfarismo, pero ahora el alfarismo depende de Lemus para seguir reproduciéndose en el poder. Hasta antes de esta nueva coyuntura y correlación de fuerzas, Enrique Alfaro era el principal activo del alfarismo. Ya no es así. Al contrario, comienza a ser un lastre para la reproducción y crecimiento de este grupo político.

Lemus supera en 17 puntos porcentuales la aprobación de Alfaro.

La única salida que ha buscado y que tendría Alfaro para seguir siendo el principal activo de su grupo político, y por tanto no depender de Lemus, es convertirse en figura preponderante de la oposición nacional a López Obrador y por esa vía, en figurar significativamente como precandidato presidencial.

Pero este proyecto está derrotado, como he analizado en otras columnas. La Alianza Federalista que impulsó Alfaro fue sometida por López Obrador, y su relanzamiento como un “líder” federalista resultó en un fracaso como demostró la onerosa e inútil consulta sobre el pacto fiscal en Jalisco.

Al comienzo de su sexenio, Alfaro se imaginaba como el principal líder opositor al gobierno de la Cuarta Transformación y a la mitad del camino está más cerca de Cuauhtémoc Blanco que de sus compañeros de partido Luis Donaldo Colosio o Samuel García, y más lejos de Claudia Sheinbaum o de Marcelo Ebrard que encabezan las preferencia de aspirantes presidenciales por Morena.

Remontar este declive político del alfarismo parece muy difícil, cuando no imposible. Por un lado requeriría posicionarse nuevamente por encima en aprobación tanto del alcalde de Guadalajara como del presidente López Obrador.

Luis Donaldo Colosio Riojas y Samuel García.

El alcalde de Guadalajara ha dejado en claro que no comparte todo el proyecto del alfarismo. Entre otras cosas, no ha roto con el grupo político que controla la Universidad de Guadalajara, con Raúl Padilla López a la cabeza, no se pelea con la prensa, procura canales abiertos con políticos de Morena y tiene una agenda en la que pretende mantener mayor cercanía con los gobernados, muy distinto a la agenda de Alfaro.

Y en su relación con el presidente López Obrador, Alfaro ha pasado de la confrontación estridente a la súplica de apoyos de inversión para proyectos en el estado, como la Línea 4 del Tren Ligero, hasta la agenda presidencial para inaugurar la principal obra que heredará su gobierno, como es el Peribús en el Periférico metropolitano.

Como suelen hacer los políticos profesionales, los de la derrotada partidocracia y los “nuevos” que se sienten diferentes por comunicarse a través de redes sociales, Alfaro tratará de achacar su declive político a sus adversarios, a la prensa malintensionada cuando la explicación es más sencilla: ha sido un gobernante como todos, que justifica y legitima un modelo económico y un sistema político que producen los malestares y carencias de la sociedad y una vida indigna para la mayoría de los jaliscienses.

Periodista independiente. Conductor de @CosaPublica2 en @RadioUdeG. Al pendiente de las resistencias vs el despojo y las luchas sociales