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2020-10-28
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Ni el PRI está de vuelta ni Morena ha caído

El domingo, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) arrasó en los 16 distritos electorales para renovar el Congreso de Coahuila, mientras en Hidalgo se quedó con 32 de 84 alcaldías. Estos resultados constituyeron un serio revés para Morena, lo mismo que para el Partido Acción Nacional (PAN), pero habrá que tomar estos números con las reservas... Read More

El domingo, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) arrasó en los 16 distritos electorales para renovar el Congreso de Coahuila, mientras en Hidalgo se quedó con 32 de 84 alcaldías. Estos resultados constituyeron un serio revés para Morena, lo mismo que para el Partido Acción Nacional (PAN), pero habrá que tomar estos números con las reservas del caso, porque ni Morena ha caído, ni refleja la justa dimensión del PRI ni del PAN. 

Lo que sí quedó claro es que tanto a Morena como a los partidos de oposición les queda mucho trabajo por delante antes de llegar a los comicios del próximo año en que se renovará la Cámara de Diputados, así como 30 de 32 congresos locales y se elegirán 15 gobernadores. 

Aunque en su momento el líder del Movimiento de Regeneración Nacional, Alfonso Ramírez Cuellar, pretendió desconocer los resultados, el triunfo para el PRI en ambas entidades fue tan contundente que no hubo manera de hacerlo, y menos después de que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, reconoció la victoria priísta, de manera que a los morenos no les quedó otra alternativa que admitir “el triunfo para la democracia”, como lo señaló AMLO, quien también habló de que hubo elecciones seguras, limpias y libres y celebró que no se hubiesen registrado actos de violencia.

Vimos pues, que 2021 no será de trámite. 

Morena no puede confiarse porque la lección de Hidalgo y Coahuila le debe haber dejado una dura experiencia, y ya se habrá dado cuenta que no puede llegar a una elección pensando en que la figura presidencial le llenará las urnas de votos, siendo que tampoco se puede perder de vista el desgaste que ha tenido el Ejecutivo de la nación al frente del gobierno. 

Debe haberle quedado claro de igual manera que requiere de una cabeza que le guíe en cuanto a organización y estructura, que son las bases con las que podrá aspirar a obtener buenos dividendos y que será fundamental la unión al interior para evitar que ellos mismos se hagan tropezar y destrozar sus propias aspiraciones. 

La oposición, igualmente deberá hacer una lectura muy precisa de lo ocurrido; y entender que han sido muchos factores los que jugaron a su favor en estas elecciones y que requerirá mucho más de lo que haya hecho para correr con la misma suerte en el 2021.

Deberá necesariamente apurar y concertar ya la indispensable alianza buscando la fortaleza conjunta para tener éxito en los comicios que se tienen en puerta, en los cuales estarán en juego 15 gubernaturas y la renovación de la Cámara de Diputados, toda vez que solo mediante un sólido pertrecho global podría tal vez asegurarse éxito en la encomienda de lograr triunfo en la mayoría de gobiernos estatales en disputa y en evitar que el partido de López Obrador y sus aliados preserven  la mayoría legislativa en la cámara baja y así pueda generarse un esquema de equilibrio en el ejercicio del poder.

Habrá que tener la cabeza fría para ver las cosas con claridad, porque una cosa es cierta; Morena propició su propia derrota esta vez, pero las circunstancias serán quizá muy diferentes el próximo año. 

¿QUÉ FUE EXACTAMENTE LO QUE VIMOS EL DOMINGO EN LAS DOS ENTIDADES QUE CELEBRARON LAS ELECCIONES QUE DEBIERON POSTERGAR POR CUATRO MESES DEBIDO A LA PANDEMIA POR COVID-19? 

De inicio, vimos que la gente decidió no salir a las calles, o al menos no para acudir a las urnas. En Hidalgo únicamente 48.6 por ciento de la población salió a votar, mientras que en Coahuila apenas 39 por ciento se hizo presente en las casillas para emitir el sufragio. 

Vimos en Coahuila ganar al PRI con “carro completo” -como acostumbraba en sus mejores tiempos-. Vimos que funcionó el voto útil. Vimos festejar a la oposición y vimos ganar a la democracia. 

Si bien en Coahuila, como otros estados al norte del país, no ha habido un crecimiento histórico del morenismo como sí lo hubo en otras entidades  de cara a las elecciones de 2018, se esperaba más del partido del presidente en Hidalgo, donde su gobernador Omar Fayad ha trabajado muy de cerca con López Obrador y existió temor fundado de que podía haber existido mano negra, como en su momento ocurrió con el ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que a través del Partido Encuentro Social jugó del lado del presidente. 

El tema es que quizá no se pueda descartar a priori que pudo haber existido un convenio para que todos los partidos lograran posiciones, como parece ocurrió en Hidalgo en donde todos los partidos lograron al menos una alcaldía. Un tema que quedará para el análisis. 

Pero no nos engañemos con lecturas fáciles; el PRI ganó porque Morena ha venido haciendo todo para perder. 

En razón de la disputa por la presidencia del partido, ha salido a la luz pública la marcada división interna y una lucha encarnizada plagada de acusaciones y golpes bajos, al grado que se han ventilado casos de corrupción entre algunos de los aspirantes que quizá ante ello tuvieron que guardar para mejor ocasión su deseo de dirigir el partido los nóveles aspirantes, y permitir que fuesen los más experimentados y de mayor peso específico al interior de su movimiento quienes quedaran en la recta final; aunque ha resultado igualmente cruenta la contienda entre los diputados con licencia Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo; el primero un fiel lacayo de López Obrador, otrora fundador del Movimiento y presidente de la República, y el segundo un viejo lobo de mar y crítico en algunos momentos del propio AMLO, quien seguramente no goza de todas las simpatías del presidente. 

Inmersos en estas lides, y quizá desestimando la necesidad de contar con un partido estructurado para no permanecer a la sombra de López, han descuidado la organización interna de tal manera que ya estamos viendo los resultados; su partido ha sido el gran perdedor de estos comicios.

La oposición en tanto, ha celebrado más que el triunfo del PRI la derrota del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en los comicios de Hidalgo y Coahuila. No es que el “dinosaurio aún se mueve” como han dicho algunos refiriéndose al priismo, sino que de ese nivel es la animadversión que ha provocado el partido oficialista entre los ciudadanos en menos de dos años de gobierno. Un asunto que sin duda deberá encender los focos de alerta para lo que se viene en 2021 y 2024. 

Doctor en Derecho y Notario; Analista y Columnista Sociopolítico; Consultor en Admon. y Políticas Publicas; Pdte. de Conciencia Cívica, A.C. y JALISCOenPLENO, A.C.