El gasto en comunicación se ha convertido sin duda en uno de los focos de alerta en el manejo de los recursos públicos de los gobiernos del partido Movimiento Ciudadano. Lo que comenzó como una relación de esas que son normales entre autoridades y empresas, se ha transformado en excesos que parecen no tener límite.
El gobernador Enrique Alfaro decidió hace mucho tiempo que las empresas Indatcom, EuZen y La Covacha se harían cargo de su estrategia. Sin embargo, los cheques que se les entregan, insisto, fondeados con recursos públicos, cada vez tienen más ceros. Además, el desgaste en que han caído hace que cada vez quede menos claro cuál es el beneficio de su trabajo para los jaliscienses.
Más allá de colocar una cámara frente al gobernador para después subir videos a redes sociales y pautarlos, algunos gráficos y videos producidos, por cierto cada vez menos originales, no hay argumentos sólidos para que les sigan asignando de manera directa contratos millonarios. A menos que el objetivo sea el negocio.
Porque tan solo en la reciente crisis por la pandemia de coronavirus, ya nos dimos cuenta que salió más caro el caldo que las albóndigas. En una revisión que hizo el periodista Lauro Rodríguez, se encontró que el gobierno del estado ha gastado más dinero en comunicación que en pruebas para detectar casos de Covid-19.
La comparación entre esos dos gastos es relevante porque la realización de un mayor número de pruebas para buscar a ciudadanos contagiados ha sido la bandera del gobierno del estado para enfrentarse al gobierno federal. Sin embargo, se ha gastado más en decirlo que en hacerlo.
Comunicar de manera correcta no es un asunto de dinero. Si el gobernador consigue mantener a Jalisco como uno de los estados con menor afectación por el coronavirus, se podrá reconocer su buen trabajo. Los excesos en gastos superfluos cuando vivimos un momento de crisis de salud y económica solo son una mancha en su desempeño.
Todo esto,sumado al tono que en muchas ocasiones ha usado el gobernador para dirigirse a los jaliscienses y que lejos de ser una estrategia simpática, lo alejan más de los ciudadanos.
