En el tema del abasto de agua de la presa El Zapotillo, el gobierno de Jalisco ha mostrado un enfático interés en pugnar soterradamente para que la obra aumente de sus 80 metros actuales de tamaño de cortina a los 105 metros que según sus datos bastarían para cubrir sobradamente la demanda del vital líquido en regiones tan importantes económicamente para el país como León, Los Altos y Guadalajara.
Aunque el gobernador Enrique Alfaro echó la bolita al gobierno federal respecto a la decisión de aumentar la capacidad de almacenaje de la presa, lo cierto es que su intención y la de su homólogo y (casi) compañero de partido, el gobernador panista guanajuatense Diego Sinhué Rodríguez, es que la obra sí vaya a los 105 metros sin importar borrar del mapa al pequeño pero combativo pueblo de Temacapulín.
El viernes 2 de agosto Enrique Alfaro se reunió con el jefe de asesores de la Presidencia de la República, Lázaro Cárdenas Batel, en Palacio Nacional para platicar sobre la presa El Zapotillo y a la salida dijo desde la comodidad de sus monólogos cotidianos, que en ese tema “vamos bien”.
“La semana próxima sin duda habrá avances en este sentido, vamos bien, hubo (el jueves) una reunión técnica con Conagua (Comisión Nacional del Agua) con buenos resultados”, dijo en un vídeo grabado por la mañana en el zócalo capitalino, a un ladito de catedral, después de la reunión con Cárdenas.
Recordemos que Alfaro firmó junto a Diego Sinhué Rodríguez, un “acuerdo de entendimiento” a finales de junio para que el 76 por ciento del agua que se represe en El Zapotillo sea para Jalisco y el restante 24 por ciento sea trasvasada por un acueducto a León, Guanajuato.
Eso revivió airadas protestas de pobladores de Temacapulín, de investigadores, universidades y agrupaciones ambientalistas que piden que la presa, detenida desde 2015 en 80 metros de cortina por los amparos interpuestos por los opositores, sea desmantelada.
Ese mismo viernes pero más temprano, el presidente Andrés Manuel López Obrador también abordó el tema de la presa El Zapotillo en su rueda de prensa mañanera en Palacio Nacional y dijo que antes de tomar una decisión final sobre el proyecto “falta un acuerdo con los pobladores” de Temacapulín, recordando que hay una resolución de la Suprema Corte de Justicia para que la altura de la cortina no exceda los 80 metros actuales, con los cual es muy posible que no se inunde ese poblado.
“Pero hay quienes opinan que si es a 80 metros sería muy poca el agua que se utilizaría para Los Altos de Jalisco y para León, entonces no tendría agua suficiente si la cortina queda a 80 metros”, dijo en su tinmaríndedopingüe López Obrador, quien tomará la decisión definitiva no sobre el destino de la obra, qué iluso si piensa así, sino sobre reactivar o no el conflicto social en la región alteña jalisciense que es donde se concentra la fuerza de la oposición al Zapotillo.
AMLO afirmó que las negociaciones siguen entre autoridades federales, de Jalisco y Guanajuato, pero también con los pobladores, recordando que es una obra inconclusa iniciada desde el sexenio como presidente de Chente Fo(c)x, en la cual hay una multimillonaria inversión pública detenida la cual además requiere de recursos adicionales para su conclusión.
“Tenemos que buscar la manera de llegar a un acuerdo pero escuchando a los pobladores, porque podemos ponernos de acuerdo nosotros arriba, es decir los gobiernos, y ¿luego, y la gente?”, dijo el presidente como despedida al tema.
Pero yo decía antes que echarle la bolita a AMLO por parte de Alfaro, no quiere decir que el gobernador al que cientos han pedido su renuncia durante manifestaciones en la semana reciente, no haga su luchita aparte para crecer la cortina al gusto de los ¿empresarios? del agua, quienes serían los más favorecidos con ese inviable proyecto hídrico en una clara privatización del líquido que nos da vida a todos.
Por eso no sólo la clase industrial y empresarial, los constructores que controlan el colegio de ingenieros, han salido a decir con todas sus letras que la presa debe ir a 105 metros.
Sino que diputados federales y senadores de Jalisco y Guanajuato de los partidos Movimiento Ciudadano y Acción Nacional ingresaron hace unos días un punto de acuerdo de urgente resolución al Senado de la República.
En él piden citar a comparecer al titular de la Semarnat, Víctor Manuel Toledo Manzur, a quien piden explicar los motivos por los cuales dijo que la presa El Zapotillo era “inviable” durante la visita que hizo a Temacapulín el miércoles 31 de julio.
“La Comisión Permanente del Congreso de la Unión cita a comparecer al secretario (Toledo) para que explique sus recientes declaraciones en torno a los proyectos de abastecimiento de agua en Jalisco y Guanajuato, para que exponga los avances en la ejecución de los distintos proyectos de infraestructura para el abastecimiento de agua en dichas entidades federativas, así como la perspectiva de cumplimiento de metas y objetivos para garantizar el derecho al agua en las mismas”, dice el documento.
El punto de acuerdo aún sin aprobar está firmado por los senadores guanajuatenses del PAN Alejandra Noemí Reynoso y Jose Erandi Bermúdez, además de los emecistas jaliscienses Verónica Delgadillo y Clemente Castañeda; los diputados firmantes son el jalisciense Tonatiuh Bravo Padilla, de MC, y el ex gobernador guanajuatense panista Juan Carlos Romero Hicks.
Al margen de los cabildeos y acciones en pro de crecer la presa de parte de Alfaro y Diego Sinhué, del anterior documento también podemos encontrar cómo los favores políticos entre el gobernador jalisciense y el factótum de la UdeG, Raúl Padilla López, continúan mostrando su cara con la firma de Tona, el ex rector, pacto que ha mostrado otras caras recientes como la donación de las casi 60 hectáreas en el cerro del 4 a la universidad o el pacto con la FEU para que no participen en las marchas antitarifazo.
Y como acotación despreciativa mejor ni hablo de cómo Clemente Castañeda sigue siendo el instrumento legislativo de Alfaro, que para eso lo puso ahí.
PARTIDIARIO
Revocación: El cántico de “revocación, revocación” que se ha convertido en el más repetido durante las manifestaciones contra el tarifazo que insensible, dolosa y certeramente dio Alfaro contra el bolsillo de los más jodidos, no tendrá eco desde palacio de gobierno a pesar que justo ese ejercicio de consulta ha sido una de las banderas en las que el gobernador ha querido fincar su legitimidad en los cargos ejecutivos que ha tenido. Ahora no, tema olvidado, good bye. Obvio, las encuestas que Alfaro conoce mejor que nadie, dan unos resultados que lo mandarían vía empeine -aunque no renunciara- al basurero de la historia política jalisciense…
Y ya con esta: El temor que campea en las fuerzas policiales jaliscienses tanto estatales como municipales es más que fundado ante las amenazas cumplidas del crimen organizado, que está dando golpes quirúrgicos, mediáticos, cada vez más despiadados, contra ellos. Resulta sintomático que áreas en la fiscalía como desaparecidos, averiguaciones especiales y homicidios sean las que más han padecido, porque justo son estas áreas donde las autoridades siguen más de cerca el actuar de los cárteles. Por esto también se acumula la impunidad, la falta de resultados, las renuncias, los cambios, las escasas localizaciones de desaparecidos, por el justificado miedo de los agentes, fiscales, policías, a entrar en un terreno donde la vida no vale nada…