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2019-06-23
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LA «SEGURIDAD» A CONTROL REMOTO

Enrique Alfaro, Macedonio Tamez y Salvador Zamora brillaron por su ausencia y por diversas razones el viernes 21 de junio, día del infierno en Jardines del Edén, Tlajomulco, cuando en una clara desestabilización a la gobernanza en Jalisco hubo cuatro ataques contra policías investigadores de la Fiscalía estatal y de nuevo se ofreció la imagen... Read More

Enrique Alfaro, Macedonio Tamez y Salvador Zamora brillaron por su ausencia y por diversas razones el viernes 21 de junio, día del infierno en Jardines del Edén, Tlajomulco, cuando en una clara desestabilización a la gobernanza en Jalisco hubo cuatro ataques contra policías investigadores de la Fiscalía estatal y de nuevo se ofreció la imagen de un estado convertido en polvorín nacional a los ojos del país e internacionales.

De poco hicieron falta los tres, siendo justos, pero la imagen de los directamente encargados de velar por la seguridad pública como valor primerísimo de un gobierno, simplemente no se dio y aparecieron tarde o a control remoto, ya cuando los niños de una escuela en Jardines del Edén habían sido evacuados y su ceremonia de cierre de curso suspendida entre el terror generalizado de docentes y padres de familia.

Salieron a dar la cara cuando ya no había balas que tronaran como recordatorio existencial en los oídos de los habitantes de ese coto de supuesto acceso restringido, a decir con esa valentía verbal que les es tan común que no se doblarán ante los embates del crimen organizado, a apapachar policías o a consolar a las viudas y los hijos víctimas, quienes el domingo tuvieron un acto fúnebre organizado por el gobierno estatal en privado a petición de los deudos en el que tampoco por cierto se vio a ninguno de los tres políticos señalados.

Lo que sí funcionó fue la coordinación entre policías estatales, municipales y federales (incluido el Ejército), que permitió dar con la casa de seguridad y someter -con dos muertos- a los sicarios que ahí estaban parapetados dentro de una casa, en medio de un coto privado donde de noviembre a la fecha han ocurrido al menos cinco asesinatos.

Las autoridades echaron montón a los gatilleros (¿cinco, dos, por qué no ha confirmado cuántos?) y cientos de policías y miles de balas impusieron una venganza inmediata al asesinato de dos agentes y un tercer frustrado atentado.

Hay tres detenidos que estaban dentro de esa casa, quienes han alegado ser prisioneros, pero de su situación jurídica nada se había informado hasta este domingo, 50 horas después de ocurridos los hechos.

Fue un viernes en el que además la policía de Tlaquepaque dio con bolsas negras amontonadas y -ahora más o menos se sabe- conteniendo al menos catorce cuerpos, la mayoría de mujeres. Y se dio con este terrible crimen múltiple tras una llamada anónima que llegó justo cuando estaba la balacera en Tlajomulco.

Alfaro, Macedonio y Zamora.

A control remoto el primero que dio luz pública desde el gobierno de lo que sucedía en el endemoniado Jardines del Edén fue el gobernador, desde Chicago: “Sobre los enfrentamientos de esta mañana en contra de nuestros elementos de seguridad por un grupo de delincuentes, quiero decirles que estoy en comunicación permanente y concentrados en restablecer la calma. Los mantendré informados”, tuiteó a las 10:20 horas, cuando ya la balacera había amainado.

Once minutos después, el alcalde de Tlajomulco, Chava Zamora, también a través de su cuenta de Twitter, colocó: “Ante la situación de emergencia que se presenta en Jardines del Edén, estamos trabajando en coordinación con las áreas correspondientes. Les pido mantener la calma y en cuanto tengamos más información se las haremos saber”.

Después surgieron más tuits, del gobierno estatal, de Enrique Ibarra y, el más tardío, el de la Fiscalía, que pasada la una de la tarde afirmó que la situación estaba bajo control.

De Macedonio Tamez, quien encabeza el gabinete de seguridad estatal, ni sus luces en redes o, como en el caso de Alfaro y Zamora, en persona. Ibarra y Tamez, eso sí y ya bajo la seguridad del búnker en la Fiscalía estatal, participaron en la rueda de prensa conjunta del gabinete de seguridad jalisciense, para que vean que sí hay gobierno, malandros.

Pero aunque compitió en echador con Alfaro quien desde la segura distancia de 3 mil 250 kilómetros les dijo a los delincuentes que “no nos van a doblar”, el que se llevó las dianas en cuanto a inoportunidad y demagogia fue el alcalde de Tlajomulco, Chavita Zamora, quien el sábado, 24 horas después de los sucesos, se reunió con sus policías.

“Ustedes no están solos, cuentan con mi apoyo y yo también creo que contamos con el apoyo de todos ustedes. Sepan que como todos ustedes están arriesgando la vida en todo momento por la tranquilidad de la gente, también yo me la voy a seguir jugando por ustedes”, les dijo sin rubor.

Algo tiene que suceder para detener la violencia en Jalisco, una estrategia que funcione y no que reaccione solamente, una en la que quienes están al frente por los cargos que detentan den la cara durante y no después de los hechos, en la que la sensación de inseguridad permanente sienta al menos un ligero alivio de ver que en efecto no se pone como carne de cañón a los policías sino que hay mandos visibles que coordinan, que están preocupados, que saben que su primer responsabilidad es la de brindar tranquilidad ciudadana.

No se trata en el caso de Alfaro sólo de mala suerte, de que cada ocasión que sale de la ciudad pasa algo y el gobernador o anda descansando su fin de semana o de viaje oficial promoviendo al estado durante su día de cumpleaños o en feliz coincidencia con el retorno al escenario de los Rolling Stones en el Soldier Field en Chicago, donde Mick Jagger volvió a mostrar que viejos los cerros y reverdecen.

PARTIDIARIO

Morenazo: Esta semana será crucial en el destino político de Carlos Lomelí, el superdelegado del gobierno federal en Jalisco, tras la verdadera campaña que ha desatado en su contra el multimillonario Claudio X González y que lo ha golpeado de tal forma que la Secretaría de la Función Pública dictaminará esta semana si efectivamente incurrió en conflicto de intereses o no en las licitaciones del sector salud. Parece que Lomelí está resignado y ya hasta adelantó que si se lo pide AMLO él regresará a su actividad empresarial. Pero si esto pasa, jure el amable lector que también saldrán a la luz muchos trapos sucios de los negocios que en esa misma área realizan en Jalisco los Petersen, una familia que ha sido muy apegada y querida del gobierno desde que el PAN era el PAN y ahora que se convirtió en MC…

Y ya con esta: Semana furiosa la pasada, no sólo por los ataques contra policías (ya van 15 muertos este año), la balacera en Jardines del Edén o los 14 cuerpos embolsados encontrados el mismo viernes, sino por el asesinato de un regidor del partido Verde en San Sebastián del Oeste, el doble asesinato al parecer entre ellos de dos guardias de seguridad privada en la Ciudad Judicial, el levantón de un estudiante gringo y el asesinato de su compañero también estadunidense y hasta el homicidio de una mujer que fue rescatada de una casa de seguridad y cuando la llevaban en una patrulla a declarar fue muerta a disparos. No hay excusa, urgen cambios no sólo de personajes a cargo de la seguridad, sino de una estrategia que maneje protocolos efectivos de protección para quienes en realidad se la rifan y no se doblan en las calles, donde truenan los balazos…

Periodista con experiencia en prensa escrita, radio y televisión. Corresponsal en Jalisco del diario La Jornada
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