LEJOS ESTÁN AQUELLOS DÍAS CUANDO AMBOS PARTIDOS ERAN SIGNIFICATIVOS EN LA VIDA DEL ESTADO
Durante varios días, Miguel Ángel Martínez Espinoza revisó la oferta de su partido de ser candidato a gobernador. Hace algunos años, no lo hubiera dudado. Sin embargo, la oportunidad llegó en el peor momento para el Partido Acción Nacional (PAN) en Jalisco. Lo convencieron con el argumento de que era el único “presentable” que quedaba.
En las primeras declaraciones que hizo, después de ser elegido como candidato a gobernador por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Carlos Orozco Santillán dijo que esperaba que en Jalisco también se concretara la alianza de este instituto político con el PAN y con Movimiento Ciudadano. No se dio. Ahora tendrá que recorrer el estado buscando el voto y, sobre todo, tratando de salvar las prerrogativas para su partido.
El PAN y el PRD habían sido en Jalisco dos partidos significativos y con presencia permanente en los espacios de poder. Todavía en las pasadas elecciones de 2015 alcanzaron a colocar algunos espacios. Ahora, llegarán a los comicios del próximo primero de julio como un barco del que muchos saltaron.
Miguel Ángel Martínez se formó políticamente en el PAN, partido del que su padre fue fundador. Como blanquiazul alcanzó algunos cargos públicos, como el de secretario de Educación y diputado local. Nunca se ha visto envuelto en escándalos. Es un hombre tranquilo, culto y tiene una imagen de honestidad, aunque también hay quienes aseguran que no es bueno para el trabajo en calle.
Su candidatura se dio más bien por el empuje de los llamados panistas tradicionales y algunos de los que ahora forman la corriente del Comité Estatal. A pesar que había otros aspirantes, los panistas consideraron que era la mejor cara que podían mostrar, para salvar a su partido de la desaparición en la entidad.
Previo a la designación de Miguel Ángel Martínez, al interior del PAN hubo jaloneos por la posibilidad de una alianza con MC y el PRD. Quienes impulsaron al ahora candidato a gobernador, rechazaron esta posibilidad. El resto de las corrientes querían, por su parte, sumarse al proyecto de Enrique Alfaro.
Así, algunos panistas han ido migrando formalmente a MC, mientras que otros se mantienen en el partido, pero aseguran que respaldarán a Alfaro Ramírez. Eso sí, todos van con el candidato de la coalición nacional, el panista Ricardo Anaya, pues finalmente sólo unos cuantos se atreverán a mantenerse en la aventura de la candidatura independiente de Margarita Zavala.
De esta forma, Miguel Ángel Martínez irá a una campaña en la que su partido tratará de no desmoronarse y conseguir algunos espacios en el Congreso local, uno que otro municipio y algunas regidurías en zona metropolitana. Es decir, un panorama muy distinto al que enfrentaron en los comicios ganados por Alberto Cárdenas Jiménez, Francisco Ramírez Acuña y Emilio González Márquez.
A lo anterior se sumará la falta de perfiles para postular candidatos a alcaldes y el que la disputa de los panistas se centra en los primeros lugares de la lista de candidatos a diputados de representación proporcional, al ser la única posibilidad de mantenerse en la nómina pública. Aquí, la ventaja es para quienes han tenido el control en los últimos años del comité estatal.
Las condiciones del candidato del PRD no son mejores. Ya desde 2015 el PRD tuvo una elección complicada, pues aunque logró dos lugares en el Congreso del Estado, por la vía de la representación proporcional, no pudo conseguir espacios de regidores en la zona metropolitana de Guadalajara.
Carlos Orozco forma parte del grupo Universidad de Guadalajara, que lo rescató después de enfrentar serios problemas personales, que se vieron reflejados en escándalos en sus últimas encomiendas, tanto como diputado local como en los cargos dentro de la casa de estudios. Por eso tuvo que aceptar esta especie de “labor de sacrificio”.
Orozco Santillán es un hombre que se formó en la izquierda, con la que caminó durante una buena parte de su vida. En ese sentido, ha mostrado congruencia al mantenerse en el PRD, a pesar que algunos de los perredistas de la corriente universitaria encontraron un puente para irse del partido y sumarse al proyecto de Movimiento Ciudadano.
Con mucho tiempo de anticipación, Enrique Velázquez, amigo desde la preparatoria de Enrique Alfaro, conformó la agrupación Hagamos, con la base del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Guadalajara (STAUdeG), del cual es líder.
Ése fue el puente que permitió alcanzar acuerdos locales con MC, sin que el PRD fuera a la alianza. Los naranjas cedieron tres candidaturas a los universitarios: para el mismo Velázquez, para la ex rectora del Centro Universitario de los Altos, Mara Robles y, la más relevante, el primer lugar de la primera circunscripción en la lista de representación proporcional federal, para el ex rector general de la UdeG, Tonatiuh Bravo Padilla.
La salida de algunos perredistas para respaldar a quienes serán candidatos de MC, dejó en condiciones complicadas al partido. Sin embargo, otros integrantes del grupo UdeG, encabezados por el doctor Raúl Vargas López, decidieron quedarse y hacer un último intento. Su pelea será por conseguir el porcentaje de votos que les permita mantener las prerrogativas locales.