En algún momento, quedó claro que a Mauricio Gudiño Coronado dejó de importarle el cambio en el transporte público. El ex secretario de Movilidad dejó al garete uno de los proyectos eje en el gobierno de Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, tal vez apenas después de la seguridad. Y a nadie extrañó que, como consecuencia, se diera un cambio en la dependencia.
Así, llegó alguien en quien el gobernador vio carácter suficiente para asumir el reto, según se decía, pues fue su jefe de policía a su paso por el gobierno de Guadalajara. Sin embargo, con el transcurso de los días, ha quedado claro que el proyecto de reordenamiento del transporte público no fue fue abandonado por Gudiño, sino lo que es más preocupante, parece haber sido abandonado por el gobernador.
PARECE QUE EL CARÁCTER SE REQUERÍA PARA TOMAR DECISIONES CONTRARIAS A LOS INTERESES DE LOS CIUDADANOS, SIN DEJARSE INTIMIDAR POR LAS CRÍTICAS O LOS RECLAMOS DE LOS USUARIOS
Muy lejos están las exigencias de mejorar la calidad. En un arreglo en lo oscurito, se autorizó a 22 rutas el incremento a siete pesos. Nadie sabe qué hicieron para merecerlo, pues no cumplen los requisitos que se habían marcado. El titular de Transporte Público, Fabián García, resolvió las dudas con una declaración de desdén hacia los usuarios: pegaron calcomanías con la nueva tarifa en los parabrisas de los camiones. Quien no se enteró, debemos entender, fue porque no puso atención.